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domingo, 4 de marzo de 2012

HOMILIAS PARA NIÑOS Y JOVENES

TERCER DOMINGO DE CUARESMA, ciclo B

Aurelio Ferrándiz García
Secretariado de Catequesis

Presentamos unas pistas para desarrollar la homilía a los niños y jóvenes que asisten a la misa dominical. Seguramente, el reto más difícil que tenemos los predicadores es hacernos comprender por los niños que asisten a la misa de la comunidad. Me ha parecido útil la tarea de traducir en el lenguaje de los signos y los símbolos el rico mensaje de la Palabra de Dios. El mensaje de estas homilías se encuentra desarrollado en el libro “Con tu Palabra dame vida”. Reflexiones para la homilía dominical, Ciclo B, Monte Carmelo, 2011. Ahora se trata de plasmar ese mensaje en signos y símbolos y descender al mundo de los niños y jóvenes.

El esquema que sugiero es muy sencillo: el sacerdote pregunta a los niños y jóvenes y expone las ideas fundamentales que brotan de la Palabra de Dios (mensajes) y los niños tratan de traducir ese mensaje con los gestos y los signos. Así se cumple el dicho, todavía no desmentido, de que “una imagen vale más que mil palabras”. Por otra parte, aseguramos también una ley de toda auténtica comunicación, como es el “feed back”, en el que se asegura que el mensaje del emisor (sacerdote) ha sido captado y comprendido por el receptor (los niños).

Es importante que el grupo de niños y jóvenes que prepara la misa cada semana haya podido leer y comentar las lecturas con su catequista, hasta comprender la oportunidad de expresar el mensaje bíblico en el rico lenguaje de los signos y los símbolos. Para ese fin se han escrito estas pistas de ayuda.



  
¡EN EL TEMPLO NO SE COMERCIA!

Éxodo 20, 1-17
1 Cor 1, 22-25
Juan 2, 13-25

1.      MENSAJE: ¡El regalo no se vende! Purifiquemos el corazón

ü  Preguntas que lanza el sacerdote: ¿Qué pasaría si tú haces un regalo a una persona muy querida y ésta va y lo vende al primero que pasa por la calle? ¿Verdad que te sentaría muy mal? Pues lo mismo le ocurre a Dios. ¿Por qué crees que se enfadó Jesús? Para Jesús ¿qué es el templo y en qué lo han convertido?

“No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre”

El templo es símbolo de la religión y con la religión no se comercia, ni se compra ni se vende a nadie. El templo es el símbolo del amor de que Dios nos tiene, es lugar de su presencia, de la libertad y del amor que ha traído a los hombres y nosotros no debemos convertirlo en lugar de marcado, de compra y venta, o de esclavitud de los demás. Aquellas monedas que Jesús esparció por los suelos, eran las monedas que debían pagarle a Dios en el templo por la vida. Pero la vida es regalo de Dios y no se puede comerciar con ese regalo. Para no comerciar con la religión ni con Dios hemos de purificar nuestro corazón. Y esta es la enseñanza fundamental de la Cuaresma. Un corazón limpio respeta al prójimo como templo de Dios que es. Un corazón limpio se respeta a sí mismo como templo de Dios que es, y un corazón limpio respeta la religión, como lugar donde se agradece a Dios y no se comercia con Dios.  Cuando no respetamos el valor sagrado de cada persona, de cada hermano o de Dios mismo, estamos convirtiéndonos en mercaderes interesados que vendemos lo que Dios nos ha regalado. Por eso Jesús se enfada.  ¡Con el regalo no se debe comerciar!

TRADUCIDO EN SIGNOS

·         Un niño con un cartel grande con la palabra: NO. Un segundo niño con un cartel grande que diga: SE VENDE. Un tercer niño con un cartel grande que diga LA RELIGIÓN y otro  cuarto con un paquete envuelto en papel de regalo que diga DIOS. Que intenten explicar el significado que tiene unir estas palabras.

2.      MENSAJE: Respetar el templo del prójimo

ü  Preguntas que lanza el sacerdote: Quién conoce los mandamientos de la Ley de Dios, los hemos leído en la primera lectura ¿habéis estado atentos? ¿Quién sabe decirme el quinto mandamiento?  ¿Porque no se puede matar al prójimo?  ¿Por qué respetar al prójimo significa respetar la alianza con Dios?

“No matarás”

El quinto mandamiento que dice: “no matarás” brota del valor sagrado que tiene la vida del prójimo. El prójimo es propiedad de Dios y es un regalo de Dios para nosotros y con ese regalo no se puede comerciar, ni comprar ni vender, es templo sagrado de Dios, propiedad exclusiva de Dios. De aquí el valor sagrado que tiene siempre el prójimo. Por eso cuando le faltamos al respeto, cuando le hacemos daño, lo ofendemos estamos profanando el templo de Dios, estamos ofendiendo también a Dios. Si Jesús se enfadó con aquellos mercaderes del templo, de igual manera se enfada con los que explotan y abusan del prójimo.

TRADUCIDO EN SIGNOS:

·         Unos niños salen con carteles de personas de nuestra sociedad pisoteadas en su dignidad y profanadas como templos de Dios:  EXPLOTADAS, SUBDESARROLLADAS, TORTURADAS, SECUESTRADAS, ASESINADAS, ABORTADAS   

3.      MENSAJE: Respetar el templo que somos cada uno de nosotros

ü  Pregunta que el sacerdote lanza: ¿Desde qué momento nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo? ¿Qué quiere decir que somos templo del Espíritu Santo? ¿Podemos tratar mal a nuestro cuerpo? ¿Nuestro cuerpo de quién es propiedad?

“No cometerás adulterio”

Desde el bautismo nos convertimos en templo del Espíritu Santo, lugar donde Dios  vive y por ello no podemos hacer lo que queramos. Con el templo de nuestro cuerpo tampoco se comercia, ni se vende ni se compra. San Pablo nos invita en la segunda lectura a convertir nuestra vida en un ofertorio, en devolver a Dios lo que nos ha dado porque es de él. Decía San Pablo: “Glorificad a Dios en vuestro cuerpo”. 

TRADUCIDO EN SIGNOS:

·         Se presenta una jarra de agua para significar que por el bautismo nos convertimos en templo del Espíritu Santo e incienso la dignidad sagrada de nuestro cuerpo, que no se debe profanar. 

4.      MENSAJE: Respetar el templo de Dios

ü  El sacerdote lanza una pregunta: Hoy necesitamos dinero para casi todo, nos pasamos la vida comprando y vendiendo. Pero ¿le podemos preguntar a Dios cuánto vale la vida? ¿Alguien puede pagar su vida?  ¿Podemos comprar a Dios su amor? ¿Se puede negociar con la religión? Verdad que no.

“Quitad esto de aquí: no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre”  

El templo es un lugar para buscar exclusivamente la gloria de Dios y no podemos preguntar ¿cuánto vale? Porque lo que Dios nos ha regalado es don inmerecido y no tenemos dinero para pagar, no se puede pagar. Aquí no se compra nada, todo se recibe. La única palabra que podemos pronunciar es ¡GRACIAS! Todo lo que hacemos en la Iglesia lo hemos de hacer para contentar a Dios, para devolver a él lo que él nos ha dado: EL AMOR. No hagamos las cosas en la Iglesia para que nos vean los demás, para quedar recompensados por los demás: el aplauso, el ser bien vistos, para que todos hablen bien de nosotros. Hagamos las cosas en la religión por puro amor a Dios. Así seremos adoradores de Dios como a Jesús le gusta: “En Espíritu y en verdad”

TRADUCIDO EN SIGNOS:

Se presenta una cartera vacía, sin billetes, y un monedero vacío, sin monedas. Y un cartel que diga GRACIAS. En la religión no vale el dinero porque nada se compra, todo re recibe gratuitamente de Dios.       

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